Las pilas y baterías… un atentado al medio ambiente
Por: Gustavo Cardoso Subieta*
Seguramente, todos los días, y como parte de nuestra cotidianidad utilizamos pilas y baterías, tanto que jamás nos detuvimos a pensar su origen y dónde terminarán una vez que sean parte de la basura… y son tantas que se fabrican en el mundo, que sólo las baterías de celulares representan por encima de 40 millones de toneladas métricas por año, “cantidad que alcanzaría para cargar una fila de camiones entre Colombia y Japón”. No obstante, esta modernidad, por lo desperdicios que se generan, son un total atentado al medio ambiente.
Una sola batería de celular compuesta de cadmio,
contamina 750.000 litros de agua, en un mundo que ya vive déficits marcados de
éste elemental recurso, y a la larga se prevén consecuencias espantosas como
producto del cambio climático, respecto a afluentes de los cuales se abastecen
millones de seres humanos y miles de especies de la biodiversidad.
Estos elementos –pilas y baterías, incluyendo las de
vehículos- se consideran internacionalmente como residuos sólidos peligrosos,
justamente por su capacidad de contaminación y atentado a la salud pública.
Desde ya, en Bolivia, no estamos exentos de esta
realidad, y quizá con mayor grado que otros países, porque si hacemos
consciencia no tenemos una gestión de residuos sólidos (basura) adecuada; casi
todo lo que desechamos en los más de 300 municipios termina en los botaderos,
vertederos y uno que otro relleno sanitario, pero… seguro que estamos
contaminando más de lo que podríamos cuantificar.
¿Dónde están las baterías en desuso de millones de
celulares que circulan por el país? ¿A dónde han ido a parar más de 2 mil
toneladas de pilas que han ingresado legalmente al país, año tras año?, si
consideramos que una alcalina contamina 167.000 litros de agua, o una de botón
más de medio millón; y que su ingesta por el ser humano significan variadas
dolencias, enfermedades entre ellas el cáncer de distinta índole.
Ingesta que se puede dar por la capacidad de
bioacumularse de los metales pesados, como el mercurio, en peces u otros seres
que son parte de la cadena alimenticia.
En todo caso, individualmente nos resta, poner a buen
recaudo todas las pilas y baterías, que ya cumplieron su vida útil,
generalmente en botellas plásticas libres de humedad. Coadyuvar en las
campañas, como aquellas ejecutadas por los Gobiernos autónomos municipales de
La Paz y Cochabamba, que han comenzado a rescatarlas en diferentes centros
comerciales, como farmacias y bancos; con el fin de darles un almacenamiento
transitorio. Está en alejarlas de los niños. Está en reducir el consumo, a
través de pilas recargables o la compra de aquellas de marcas conocidas, pues
las “truchas” duran mucho menos y generan más volúmenes.
Está en empujar a todos los tomadores de decisión que
necesitamos de forma inaplazable de planes de Gestión Integral de Residuos
Sólidos, únicos mecanismos que nos garantizarán entornos más sanos que todos,
todos nos merecemos.
* Presidente a.i. Junta de Vecinos Sopocachi Bajo
Fotos y Composición: Gustavo Cardoso Subieta
No hay comentarios:
Publicar un comentario